sábado, 26 de abril de 2008

Última semana en el Victoria


Ya estamos en los descuentos en el Teatro Victoria. Todos necesitamos entrar en el Solís, nos queda un poco de trabajo en nuestro segundo acto (el espectáculo tendrá un intervalo de quince minutos), hay mucho que ajustar en nuestra segunda parte, que todavía está muy verde. Esta foto es de la lejana semana de turismo, cuando parecía que teníamos todo el tiempo del mundo. Ahora estamos con el agua al cuello en tiempos y nervios. Arrancan las pruebas de vestuario, arrancan las etapas finales. Hemos trabajado mucho pero falta todavía. ¿Cuándo se termina un espectáculo? Creo que ni siquiera el día del estreno...
El 16 de mayo, Bodas de Sangre en el Solís. En la foto Estela mira a la directora, que mira a alguien en la platea.

lunes, 21 de abril de 2008

Sábanas de ensayo

Castagnelo sacó esta foto en un ensayo en el Victoria. En realidad la escena en el montaje va sin sábanas. Nuestro objeto escénico más importante, nuestra escenografía blanda y blanca. Es el momento de la fiesta de boda de El Novio y La Novia, y los personajes bailan y se comentan cosas, como en cualquier casamiento. Bailan pasodoble, montado por Martín. Pero como en el ensayo habían quedado las sábanas colgadas, la foto salió así: baile con sábanas.
Recuerdo del proceso de Bodas de Sangre.

viernes, 18 de abril de 2008

Bodas en el Victoria

Bodas trabaja, en el Teatro Victoria, preparando el ingreso al Teatro Solís, que será el 6 de mayo. Todos estamos cansados pero con entusiasmo. Pienso mucho mucho en el espectador de Bodas. Hoy en mi trabajo, una compañera del MEC (Isabel), me hizo preguntas muy específicas, a partir de su conocimiento del texto de Lorca. Me preguntó sobre el personaje de La Luna, sobre el famoso texto del "cuchillito" de La Madre, en el final, sobre la honra y el honor. Cosas que me reafirmaron en la idea , de que hay que trabajar con las preguntas del público. Con la gente que va a ir al Solís, a ver un Lorca, hecho por la Comedia Nacional, y con Estela Medina haciendo La Madre. Todo eso importa, e importó a la hora de crear este espectáculo. Ninguna opción fue inocente. Trabajamos mucho y eso se nota. Todo el mundo está metiendo garra y entusiasmo. Hoy trabajamos ajustando las escenas de La Luna y La Muerte, y Oscar (Una Voz) sigue creando cosas que serán muy importantes para la recepción del público. Parcial con Estela sobre su escena final. Muy disfrutable. También nos acercamos a la hora de los nervios y del montaje final en el Solís. Bodas al rojo vivo...
El 16 de mayo, en el Solís. Estrenamos.

El novio


Este es Lucio, interpreta a El Novio. Estamos en el Teatro Victoria, y ya estamos pasando la obra entera.
Todavía estamos ajustando las últimas escenas, pero la semana que viene creo que ya comenzaremos a hacer doble pasadas en los ensayos largos. Bodas a todo trapo (y es literal). Chiste interno (cuando vean la puesta lo entenderán).

jueves, 10 de abril de 2008

La muchacha y la Suegra


Castagnelo, tomó otra muy buena foto de ensayo: Una voz (Oscar Serra) juega con los personajes del plano del conflicto, y aquí lo vemos como "la muchacha", conversando con la Suegra de Leonardo (Elisa Contreras). Es un momento muy disfrutable. La niña o La Muchacha, es el personaje que hizo Estela Medina con la Xirgu en la primera versión de Bodas, hace muchos años. En ésta versión lo hace Una voz, igual que el personaje de La Vecina. En la foto los actores están en ropa de ensayo. Falta todavía para verlos con el vestuario de Soledad Capurro. Bodas ensaya a ritmo intenso.

viernes, 4 de abril de 2008

La mirada de los otros


Me encanta esta foto, en la que estoy mirando a Juan y a Estela. Hoy en el ensayo, escuchamos por primera vez las risitas y comentarios orgánicos de los otros, es decir, de alguien que no es parte del equipo. Es para esa mirada de los otros que trabajamos. Si se ríen, si reaccionan, en los momentos adecuados, si hacen un silencio profundo, el espectáculo se comunica con sus destinatarios. Y no hay nada mejor que eso. Como dice Bartis, hay momentos en los ensayos que son muy intensos. Hoy el ensayo tuvo varios. Intensos. Mañana parciales del Tercer Acto. Ajustes con Martín antes de que parta a Europa.

Foto de ensayo

Faltan La Madre y La Novia, pero es la primera imagen de Bodas. Una preciosa foto. La dejo para el elenco y el equipo. Allí pueden ver lo que yo llamo "actitud Bodas". La Comedia a todo Lorca. En mayo en el Solís.

El público entiende todo


Un día en un ensayo de Bodas conversamos mucho sobre lo que el público entiende, encontré algo con lo que coincido absolutamente: el público entiende todo y más... Lo más complejo: no defraudar al espectador. Lo más interesante: al espectador hay que arrancarle el corazón, hacerle explotar el cerebro (¡qué buena imagen!)

¿Por qué hay tantas obras que defraudan al público?

-Existe en el teatro contemporáneo una tendencia muy fuerte a despreciar al espectador: se lo considera pasivo, estúpido. A mí me interesa trabajar para un público que entiende todo, un público al que no se le escapa nada. Cuando los directores "serios" se quejan de que la gente quiere ver obras tontas o de revista, yo me pregunto: ¿no será que esa clase de teatro ofrece exactamente lo que promete? El otro, en cambio, promete una experiencia artística y, muchas veces, defrauda. En el escenario, el actor es como un gladiador romano: cuando le largan el león debe matar o morir. Al espectador hay que arrancarle el corazón, hacerle explotar el cerebro. De lo contrario, debe hacer un esfuerzo para no dormirse. Es cierto, también, que muchos consumen teatro para tener un tema del que hablar cuando van a una degustación de vinos.


2008. Cartografías de la voz en el teatro contemporáneo, Silvia Davini, doctora en Teatro por la Universidad de Londres y profesora de la Universidad de Brasilia y de diversos posgrados en Arte de Brasil.

Sobre los ensayos dice Ricardo Bartis

Los ensayos de Bodas son intensos y agotadores, pero estamos encontrado cosas muy buenas, todos trabajan a muy buen ritmo, con gran entrega. Les dejo esto de mi admirado Bartis sobre el sentido de un ensayo y sobre el teatro en general.

- ¿Qué hace el ensayo en la definición de una obra teatral? ¿Crea, innova, repite?

- El ensayo es un territorio singularísimo y poco pensado. Sin embargo, toda la gente apasionada por el teatro reconoce que en los ensayos se ven situaciones de enorme intensidad y singularidad, con ritmos epifánicos y encadenamientos que después uno busca denodadamente que se produzcan en el espectáculo, y muchas veces no se logra. Ensayar, en el teatro y en la vida, crea una zona liberada.

- Pero hay un teatro que no deja abrir esa posibilidad. Como también hay gente que no se permite ensayar.

- El teatro que domina hoy es un teatro de representación, donde existen una obra y un sentido ya dados. Después viene un traductor para la escena, que sería el director, que pone en escena esas ideas con ciertas lógicas y reglas. Y después aparece el actor, que interpreta, representa el sentido del texto, la historia, su carácter psicológico y expresivo. Para otra visión, lo teatral sería aquello que pone en funcionamiento un plano más totalizante y poético de los lugares hasta crear un espacio ritual donde unos cuerpos de carne se convierten en privados y públicos a la vez para otros que miran. El relato parece dar una excusa a ese ritual primario.

-¿Cuándo se sabe que el ensayo acaba?

- Cuando se agota la energía. Es como jugar al fútbol o como hacer el amor. Hay un momento de agotamiento. De seguir, empezaría el remedo de una intensidad pasada. Cuando se termina de ensayar es porque se aceptaron todos los riesgos.

- Mencionó que la actuación lucha con la política. ¿La política es espectáculo, se hace teatral?

- Se ha ido generando una situación confusa, porque hoy todo es actuación, campo de representación. Entonces, la actuación se queda un poco sin agua, porque todo el mundo actúa. Uno acepta, por supuesto, el fenómeno de la televisión, la irrupción del campo de la imagen de manera permanente, la idea de la multiplicación, la idea que algo es verdad y al mismo tiempo es mentira, el ver en presente algo que parece que está ocurriendo acá pero en realidad es allá... Uno acepta todo, pero se modifica la percepción. Entonces, el arte del actor -que antes tenía el lugar privilegiado de crear desde la mentira un campo poético ilusorio-, cuando la mentira circula extendidamente en el campo de lo cotidiano, se debilita, padece.

- ¿El teatro es hoy un arte para todos?

- Es un arte minoritario, como la poesía. Es una actividad un poco pueril para la época. Muy menor, muy ingenua, muy rústica, muy simple. Sin embargo, es uno de los últimos territorios humanos, donde puede haber una circulación de contagio y una intensidad en las creencias que abandone el didactismo de la política o el fundamentalismo de la religión y que, sin embargo, aspire a crear un campo de resonancia donde lo humano se expanda. La actuación plantea la necesidad de un campo crítico ante la realidad. No de manera directa, sí de manera política, en el sentido profundo y poético de la palabra. La actuación se burla de lo real, no quiere trabajar, no quiere estudiar: quiere actuar. Quiere estar en un lugar donde se diluyan momentáneamente las nociones tradicionales. La actuación diluye al yo; es pura aproximación al juego. Porque en el goce profundo, en la participación, en el enamoramiento, en la vida deportiva, en el tiempo mítico del juego, el yo queda diluido momentáneamente. Y la actuación debe ir a eso. Lo que pasa es que debe lidiar con las propias formas que hay dentro del teatro, que, como en cualquier ámbito, son conservadoras. El teatro es muchísimo más conservador que otras artes, porque tiene una relación directa con el espectador en una época de medición de rating y de votos, una época en la que se compra todo y no hay lógica posible que detenga ese disparate de bocinas, de ruidos, de cosas cada vez más vulgares y lenguajes cada vez más débiles.

- ¿Qué queda de una obra en los espectadores?

- La actuación perdura en una memoria confusa entre la gente, que repetirá gestos que alguna vez vio actuar. Los gestos que nosotros hacemos no nos pertenecen, los hemos visto hacer. Y las cosas más profundas y probablemente más privadas ya las hemos visto actuar, y hemos sido influidos por esa forma de actuar. Cuando lloramos por nuestros dolores más profundos, o cuando gozamos por nuestras intensidades mayores, también repetimos algunos movimientos que no entendemos, pero pasan de generación a generación. Eso es la cultura y eso es la influencia de lo real en nosotros, en el pulso, el ritmo, la energía.

- ¿Cómo se hace una obra que produce algo así?

- Como cualquier arte, se requiere un rigor específico, saberes inherentes para retraducir en signos y en elementos que conviertan en un material potente un campo de ideas y sensibilidades. Poderoso y potente vaya a saber para quién, tal y como están dados los campos de la imagen y la producción de sentido en nuestra sociedad hoy.

- ¿Qué dejan en nosotros los grandes actores?

- La actuación es muy efímera. Todo es muy instantáneo, todo se olvida con mucha rapidez en lo aparente. Pero, sin embargo, algo puede perdurar. Tal vez no de la historia de la obra, pero algo de lo que pasó ahí como experiencia vital puede perdurar. No de manera directa, sino como algo que se manifiesta tiempo después. Yo pienso mucho en los actores que vi actuar, en sus intensidades. Yo vi actuar a Inda Ledesma, a Carlos Carella, a Tato Pavlovsky, a Norman Briski, a Cristina Banegas, a Alejandro Urdapilleta, actores de gran envergadura. Creo que queda una alegría, como cuando uno lee a Dostoievsky: todo es una tristeza infinita pero uno sale y está re-bien, tiene ganas de comerse un pancho, tiene ganas de vivir. Porque la literatura lo alimentó. O porque le disparó el pensamiento crítico.

Claudio Martyniuk Clarín 2008-03-30