martes, 24 de junio de 2008

Nos quedan pocas funciones



A pesar de que se llena, la temporada de Bodas ya tiene fecha de bajada, es decir que les quedan pocas funciones para ver nuestro trabajo. Solamente dos fines de semana más. Con suerte tres, pero no se confíen. Vayan a verla. Creo que será triste ver bajar Bodas de sangre, es un espectáculo lindo de vivir en camarines, ver al elenco contento y de buen humor y ver el aplauso entusiasta de la sala, es muy pero muy bonito.
Una aventura que arrancó en noviembre - diciembre del 2007 y que terminará en julio del 2008. El teatro es así de intenso y efímero. A pesar de que la registramos con una cámara, la energía que fluye en escena es imposible de registrar en ningún formato. A disfrutar las últimas funciones!.

lunes, 16 de junio de 2008

Cómo lo hicimos




Imágenes del ciclo en el que la Comedia Nacional cuenta cómo hace sus espectáculos.
Se quedó mucha gente a escucharnos. Fue una linda noche. Imágenes del elenco de Bodas de Sangre y del público, siempre acompañados por las sábanas de Osvaldo y de Lorca.

Con y sin público



El Solís de Bodas y sus famosas sábanas. Antes de dar sala y luego, el domingo con el público del Cómo lo hicimos y nosotros conversando, respondiendo, explicando.
Me encanta en las funciones el momento en que Una Voz baja del escenario y las sábanas suben con él. Si no lo vieron se los recomiendo. Vayan a ver Bodas.

Sobre Estela



Visita ilustre, Telma Biral, felicitó desde el palco al elenco de Bodas y especialmente habló con profundo afecto y respeto a Estela. Estela agradeció y respondió al público. Momento emotivo del Cómo lo hicimos.

Cómo lo hicimos



El elenco escucha atentamente al público que pregunta y comenta nuestra Bodas. Fue después de la función del domingo. Fue muy interesante por la diversidad de generaciones y opiniones. Fueron muy amables con nosotros.

Momentos de preparación de Bodas





Cata, Lucio, Elisa, Oscar, se preparan para la función de esa noche. Cada uno tiene sus rituales en el camarín, frente al espejo. Es lindo acompañarlos en esos ratos previos a salir al escenario, a prepara la función. Ahora Bodas, es de ellos.

Secretos de la Luna y la Muerte




Creo que nunca, nunca, nunca, se habló tanto de dos personajes como de nuestra "Luna" y nuestra "Muerte". Aquí dejo algunos momentos de esos tan bellos de camarines, actores que se maquillan, actores que conversan, y para desacralizar un poco, partes de sus vestuarios, diseñados mágicamente por Soledad Capurro, que esperaban ser trasladados al escenario, para la función de esa noche. Porque el teatro es representación y no vida. Porque la ilusión se hace de fragmentos.
Si quieren saber o ver más vayan al Solís a ver Bodas de Sangre.

Lindo encuentro con el público

Federico, asistente de dirección de Bodas, sacó fotos. Las bajo en el día de hoy y podrán ver el diálogo del equipo con el público en el "Cómo lo hicimos" fue bárbaro.
Funciones bellas en el fin de semana con el Solís colmado de público.
Bodas es una fiesta.
Viernes, sábados y domingos. La Comedia Nacional hace Bodas de Sangre de Lorca.

sábado, 14 de junio de 2008

Estela, la divina Estela



no agrego nada más.
Vayan a verla.

Fin de semana lleno




Dos momentos que me encantan de Bodas: las parcas enredan la madeja roja del sino, alrededor de la mujer de Leonardo y de la suegra de Leonardo, las divinas Andrea y Elisa, Oscar, Bolani y Juan hacen de las suyas. Bello viernes en Bodas. Asistí al final, sala llena llena llena. La directora feliz. El domingo abrimos la charla con el público. Será interesante. Los esperamos.

martes, 10 de junio de 2008

El domingo 15 "Cómo lo hicimos"

Después de la función del domingo de Bodas, charlamos con el público,el equipo completo.
Los esperamos.
Ayer fui con Federico Ortega a la Escuela de Espectadores. Estaban Roger Mirza y Gabriel Calderón. María Esther y Gabriela unas divinas y su escuela de espectadores un lujo. Hicieron preguntas y hablamos mucho de Bodas. Sigue el interés por nuestro espectáculo. Yo sigo feliz por el entusiasmo y las pasiones que desata. Actitud bodas!

Carlos Santiago en montevideo.com dice:

"Bodas de Sangre": dos horas de buen teatro que rompe un tradicional conservadurismo



A teatro lleno, cosa que no veíamos en mucho tiempo, la Comedia Nacional presentó nuevamente este domingo su modernizada versión de “Bodas de Sangre”, de Federico García Lorca, en una propuesta escénica que ha roto con el tradicionalismo aburrido del elenco municipal que, en general, con presentaciones rutinarias, ha contribuido decisivamente durante años de desafortunadas espectáculos a “correr”, literalmente al público de las butacas del Solís y la Sala Verdi.

Presentaciones en general agrisadas, con una soberbia de dirección, como diciendo “nosotros la sabemos todas”, que lograban salas con 20 hinchas, y éxitos en los estrenos, en donde los familiares de los actores y algunos invitados de la IMM, vinculados casi todos a la actividad teatral, se aplaudían entre ellos, en una demostración que en el mundo burocrático que se vive en las oficinas públicas, pese a que las cosas vayan bien o mal, no influyen en el salario mensual, se había trasladado de mala manera al mundo del arte escénico.

El teatro es una sublime expresión, que necesita de tres elementos sustanciales. Un texto, bien elegido, adecuado para el elenco y, fundamentalmente, atractivo para los espectadores, un grupo escénico (director, escenógrafos, actores, iluminadores, músicos, etc.), que en base a coordenadas lógicas, con pies a tierra y visiones adecuadas, sepan armar sobre el escenario un texto atractivo para que el tercer elemento, fundamental sostenedor de la trilogía, también esté presente: el público.

Siempre hemos pensado, con un criterio quizás economicista, que a la Comedia Nacional le ha fallado siempre, el impulso que tienen otros elencos, que es la necesaria búsqueda del éxito de público, fundamental para ellos, para mantenerse vivos. ¿Se imagina el lector una puesta en escena de “El Galpón” o “El Circular”, destinada de antemano al fracaso? Ningún elenco independiente, a pena de bajar de inmediato de cartel el espectáculo y perder todo lo invertido en una puesta en escena, puede darse el gusto de aburrir al espectador. Pero la Comedía Nacional, por años, lo ha hecho sin medida, poniendo en escena puestas rutinarias, que tenían más en cuenta los gustos “intelectuales” de directores, actores o autoridades, que visualizar el atractivo de una obra en el tercer elemento que está en juego, el esencial, el público, que es el que paga su entrada y llena los teatros.

Por ello debemos aplaudir, como lo hicimos en la sala del Solís, a la directora Mariana Percovich, porque contra “viento y marea”, rompiendo viejos conceptos, conservadurismo, pasividad liquidacionista de toda expresión artística, se animó a poner en escena “Bodas de Sangre”, que es una difícil obra de Federico García Lorca, profundamente dramática, que en su puesta tradicional, hecha hoy, hubiera quizás logrado el mismo resultado desolador de salas despobladas, con pocos espectadores, algunos desorientados, alumnos de las escuelas de teatros, o hinchas que no pasan de un cuarto de la platea y quizás, muy buena crítica.

En lo personal no tenemos un solo reparo sobre el primer acto, que nos pareció una maravillosa expresión de la presentación “aggiornada” de una obra clásica, además de ser el espectáculo de despedida de la Comedia Nacional de la notable, Estela Medina, jubilada por los meandros de la burocracia, en el pináculo de su carrera.

En todo ese período teatral el texto surge con gracia dramática, profundidad y no se pierde, pese a las dificultades que plantea la poesía de Federico, con imágenes descriptivas y simbólicas que se unen en el camino de las situaciones dramáticas, especialmente destacamos por su fuerza la de esa madre viuda (Estela Medina). Cada una de las escenas se resuelven con inteligencia, belleza plástica y logros estéricos que se plantean bien, con inteligencia, apareciendo a cada paso el profesionalismo de un elenco que está para ser exigido al máximo. Y Mariana Percovich, de alguna manera, supo hacerlo. El resultado es espléndido.

El bache que encontramos, no por anteojeras de ningún tipo que algún crítico espantado hizo, sino porque nos parece que esas imágenes tan fuertes dificultaron en alguna manera la comprensión del texto. Hablamos de la primera parte del segundo acto, donde los dos personajes que sobrevuelan el, según la directora el “homosexualismo de Federico” – expresión estética que no comprendemos, porque – por ejemplo – a nadie en la “Muerte de un viajante”, se le ocurre adentrarse en la masculinidad de Arthur Miller. Sin embargo, más allá de la inspiración que llevó a Percovich a decidir esas excéntricas escenas, lo único que tenemos que decir de ellas es lo que expresamos anteriormente, que conspiran en ese fragmento de la obra, por el contraste visual tan fuerte, en la comprensión del texto y tapa la belleza de una poesía maravillosa, la que hemos estado releyendo antes de escribir estas líneas.

Luego, la escena final, de la madre desesperada, que se enfrenta con la novia que peleó entre la tradicional tranquilidad que le ofrecía el casamiento, los hijos, y la vida de todas las mujeres, y el amante torrencial, el arroyo torrentoso que caía desde lo alto de la montaña, la atraía, pero la llevaba al desastre. Allí también estuvieron esos personajes en la puerta con capas negras que los cubren totalmente, mostrando el color doloroso de la muerte, y la madre, Estela Medina, con su fuerza histriónica, su voz profunda que se amolda perfectamente a la poesía de García Lorca, llegando a un final perfecto. Teatralmente admirable.

Como hace mucho tiempo no lo hacíamos, asistimos en el Teatro Solís, a un hecho teatral en que estuvieron presentes los tres elementos esenciales. Un texto notable, un puesta en escena basada en ideas claras, de buen teatro moderno, “aggiornando” el texto y el público, la tercera “pata” de la trilogía que más allá de la elementos polémicos, que rompen con las tradiciones de teatro “aburrido” y “burocrático” de la Comedia Nacional, salió satisfecho por un espectáculo lleno de riqueza conceptual, quizás polémico, culto, adecuado y tendiente a romper con una tradicional y “culturosa” forma uruguaya, que todo lo aplasta y reduce a élites de “iluminados”.

Esperemos que este no sea el único ejemplo de una renovación del elenco oficial. La pena es que con este espectáculo Estela Medina, sin duda una de esa “joyas” que todavía contamos en el país, se despida (¡o sea despedida!) de la Comedia Nacional. Ese hecho – un homenaje a esta notable mujer, tímida, de perfil bajo, pero sin duda una notable actriz que jamás falla ni tiene un traspié escénico – exige que todos los montevideanos concurramos a aplaudirla. Se lo merece ella.

También el elenco, que mostró su profesionalismo en esta obra, y Mariana Percovich que se animó a romper con ese conservadurismo elitista de muchos uruguayos.

Y que se tenga la seguridad de que nadie se aburrirá en esas dos horas y pico de buen teatro.

lunes, 9 de junio de 2008

Fin de semana a Solìs lleno

Este fin de semana volvì a ver Bodas de Sangre. El teatro estaba agotado. Es fantàstico ver el Solìs lleno y escuchar los bellos y entusiastas aplausos del final. El primer dìa, los escuchè sentada en la sala. Ayer domingo me paré en el escenario a ver a mis hermosos actores saludando mientras la magia de los "bravos" sonaba desde la sala. Estamos muy felices por lo que pasa con Bodas. Porque nosostros trabajamos para el público. No para cuatro señores que protestan vaya a saber por qué oscuros motivos. Las funciones salieron bien, la mejor fue la del domingo. Bodas de Sangre de Lorca en el Solìs. Viernes, sàbados y domingos. Saquen entradas con tiempo porque se agota. (Què bueno ¿no?)

jueves, 5 de junio de 2008

Daniel Lucas dice: vayan a verla



por la polémica
y por suerte se agota
viernes, sábados y domingos en el Teatro Solís
Bodas de Sangre de Lorca
en breve "Cómo lo hicimos"
los que piden mi cabeza podrán charlar conmigo y el equipo
y los que aplauden de pie, también
nos vemos en el Solís

María Esther Burgueño y su crítica de Bodas



Salió en Caras y Caretas

PERFECCIÓN Y RENOVACIÓN: UNA FÓRMULA INFALIBLE.

Mariana Percovich fue consciente, en todo momento, de que la puesta de “Bodas de Sangre” significaba una confrontación con la tradición, a todo nivel. Poner a Lorca, en el Solís, con la Comedia y con Estela Medina, pero hacerlo interviniendo en el propio estilo de la directora: renovador, iconoclasta.

El primer elemento que se debe tener en cuenta para comprender cabalmente esta versión es el modo en que Percovich hace interactuar el texto de la obra con otros textos de Lorca, que el propio autor sentía presentes en el desenlace de “Bodas”. Se trata de la saga del Amargo, personaje al que Federico conoció en su infancia, fugazmente, y que pasó a ser para él, un “ángel de la muerte”. En Poemas del cante jondo hay un diálogo del Amargo y el Jinete, llamado Campo, y una Canción de la Madre del Amargo. En Romancero Gitano está el Romance del Emplazado. Estos tres textos investigados, aparecen y traman esta puesta de Bodas. Para ello el Jinete, el Amargo y Una voz, (narrador, personaje, acotador) tienen presencia escénica y se suman a los personajes tradicionales del drama. Recomendamos a los futuros espectadores releer estos textos y acudir al blog de la directora www.marianapercovich3.blogspot.com . Encontrarán elementos invaluables para la mejor comprensión del enorme trabajo hecho en esta, su tercera dirección, al frente de la Comedia.
Despojamiento, luz, atmósfera.
Frente a la sobrecarga escénica que suelen hacer los directores tradicionales que siguen las indicaciones escénicas del autor, Percovich muestra un espacio despojado. Sábanas blancas cuelgan a los lados de la platea. Una telaraña de hilos rojos pende sobre los espectadores.
Una voz, Oscar Serra, recoge las sábanas. Entran los actores formando un cuadro al fondo. Las luces de la platea permanecen encendidas. La directora ha dicho: “Las sábanas tienen enormes posibilidades: peso, formas, sugerencia, metáforas, objetos concretos, sombras, hay mucho por probar con el objeto escénico que propuso Osvaldo Reyno”. Las sábanas que aparecen con frecuencia en la obra de Lorca desde el doble sentido, antitético, que encierra el título de la pieza. La boda, como encuentro carnal de las mujeres y los hombres, la sábana nupcial; y el sino de la muerte donde la sábana es mortaja. Cuando las luces de sala se apagan, el fondo de la escena, gigantesca pantalla, se tiñe de azul. Los actores portan más sábanas que son distribuidas formando un damero con cinco recuadros blancos. ¿Cinco hombres y cinco mujeres? ¿La quinta esencia? ¿El destino que rige el azar de la muerte y que involucra a los cinco hombres que están en la escena? Allí comienza la saga del Amargo jugada entre Worobiov, como el Jinete vestido de negro y el Amargo, una creación de Bolani, totalmente de blanco, que se va integrar al campo más ambiguo de la obra, en que este formidable actor maneja un tono leve, irónico, femenino, desdramatizador de los momentos más fuertes simbólicamente. La marcación actoral de Bolani incluye algunos de los aspectos de mayor impacto en la platea, sobre todo en la escena inicial del Acto III, cuando se produce la persecución de los amantes en el bosque y aparecen todos los personajes simbólicos como la Luna, la Muerte o la Mendiga.
Luego la voz anuncia: “Bodas de sangre” marcando el límite ficcional. La escena se tiñe de rojo y da comienzo el texto como lo conocemos. Pero no exactamente.

Abanicos, navajas, rap. El rítmico reloj de la muerte.
Es imposible en este espacio detenernos sobre cada detalle de la puesta. No hay un instante en que la contraescena no sea fundamental en la lectura de esta obra que, vimos dos veces en tres días, y que aún sigue provocándonos. Pero la directora se vale de los objetos: las navajas de Lorca, los abanicos (como en Playa desierta), el taconeo, la implacable coreografía constante de Inthamousú. Todo suena y subraya; es un énfasis conceptual que al mismo tiempo marca el ritmo de la obra y el avance hacia la tragedia. Cada elección de color es impecable, cada uso de las sábanas es tan creativo que uno sed pregunta cómo no se dio cuenta antes de que ese objeto doméstico es columna, pared, pantalla, bosque. El momento de la célebre Nana de la mujer y la madre de Leonardo, convertido en rap (al igual que parte de la escena de la Luna y la Muerte) es sencillamente antológico, como resultado de la originalidad de la idea y de la perfección en la realización de la misma por parte de Andrea Davidovicz y Elisa Contreras.

Los objetos reales y simbólicos. Una manzana verde que ocupa el lugar de los regalos que el Novio lleva en la petición, circula de mano en mano, con el lúgubre mensaje que este color tiene para el autor. La novia, en su primer encuentro escénico con Leonardo, pela una naranja cuyas cáscaras arroja furiosa, como queriendo despojarse de su sentimiento frutal y húmedo hacia ese hombre prohibido.
Por otro lado el tocado de la novia, el extraño traje de la Luna en el acto III, el miriñaque de huesos de la muerte, remiten a Mathew Barney, al flamenco zúrrela, a la pesadilla de lo inevitable.
Pero luego de atreverse a extraviarnos en ese mundo de contrasentidos, la directora reencauza a todo su elenco, sin fisuras, revelando una mano maestra detrás, (qué gusto reencontrarse con el mejor Fabricio Galbiatti, o con el rendimiento óptimo de cada uno de los que allí están), reencauza, decíamos, la obra a su vertiente más textual. Y es así que Estela Medina, sobre fondo rojo, con todo el elenco formando un negro cortejo de fondo, que recuerda la danza de la muerte en El séptimo sello de Bergman, hace el célebre monólogo de la madre en el estilo que le es tradicional. A esta altura ya es un dato conocido que esta es la tercera vez que Estela Medina hace Bodas. Cuando era una criatura hizo la niña, dirigida por Xirgu, luego hizo la Novia y ahora se despide de la Comedia con una Madre memorable.
El día del estreno se homenajeó públicamente a la enorme actriz. Mario Ferreira, director artístico de la Comedia le hizo entrega de un regalo en nombre de todo el elenco y, a él, como a todos los presentes, se le quebró la voz en llanto. Un Solís de pie aplaudió a Estela. Y un Solís de pie, agradeció que su retiro se diera en el marco esplendoroso de este espectáculo perfecto, que no es fruto del azar sino del trabajo, la investigación y la inteligencia. Una mezcla inatacable.

María Esther Burgueño

La respuesta de Mario Ferreira



Mario Ferreira director artístico de la Comedia Nacional respondió al periodista Carlos Reyes lo siguiente sobre nuestra Bodas.
La imagen ya estaba en una entrada del blog, que se titulaba
"irreverencias".

Polémica sobre "Bodas de sangre" en el Teatro Solís
Confrontación. Dos modos de ver el arte generaron debate

CARLOS REYES

El asunto estalló el jueves, cuando Jorge Arbeleche publicó una carta
sobre "Bodas de sangre" en la que bregaba por decir "no al caos
estético". Frente a esa situación, el director de la Comedia Nacional
Mario Ferreira manifestó su punto de vista.

"Hay momentos en que se impone decir `no`. No al caos, no a la
confusión de vanguardia con desvarío, no a la transgresión gratuita
sin el menor aporte al avance de la creación estética. Esto ocurre
ante la nueva versión y representación de Bodas de sangre, de García
Lorca, por la Comedia Nacional".

Así se expresó el reconocido profesor e investigador Arbeleche,
aclarando que no hablaba desde su posición de escritor ni de profesor
estudioso de Lorca, sino como simple espectador y ciudadano de 65 años
que frecuenta el teatro desde los 15 años.

Consultado por El País qué opinión le merece la carta de Arbeleche,
Ferreira señaló que "me parece que tiene derecho, como todo el mundo,
a expresar su opinión. Personalmente creo que es una propuesta clara,
de una directora reconocida, donde como pocas veces se amalgaman todos
los rubros y todo el equipo defiende fantásticamente. Pero vale tanto
la opinión del que discrepa como del que está a favor. Lo que este
espectáculo hizo fue polarizar las opiniones: gente con gustos y
criterios similares, han tenido opiniones muy encontradas".

"De la misma forma -sigue Ferreira- que Arbeleche dice que no quiere
generar polémica, tampoco lo pretendemos nosotros. Es su opinión de
acuerdo a sus vivencias, y a lo que él cree que tiene que ser el
espectáculo. Yo jamás entraría a un espectáculo pensando que para que
me guste tiene que ser hecho como yo creo que tiene que ser. Nadie
tiene el monopolio de la cultura: esos es un disparate".

Según Arbeleche, "es insultante el supuesto homenaje que se pretende
ofrecer a la homosexualidad de Federico. Primero porque su identidad
sexual no se refleja en esta obra jamás". Y agrega: "La homosexualidad
en este espectáculo está mostrada desde su ángulo más patético,
grosero y deformante, más propio de las burlas de tablado y patota,
que de una muestra de teatro serio".

Sobre ese punto, Ferreira sostiene que "sí me corresponde decir, desde
el lugar que me toca estar, que ese trabajo fue hecho con el mayor
respeto y la mayor seriedad: insinuar que en el espíritu del trabajo
estuvo burlarse de la sexualidad de García Lorca o tomarle el pelo, es
un absoluto disparate, porque no es así como se trabajó: éste es un
trabajo serio, profesional".

Arbeleche argumenta que "la homosexualidad es una naturaleza, una
identidad, una manifestación de la diversidad. Pero no es una galería
de vulgares morisquetas amariconadas de la peor relea, más propia de
un show de travestismo de esencial vulgaridad, ya que hay también
espectáculos de este tipo de muy alta calidad. No puede verse a un
actor de la talla de Jorge Bolani disfrazado de Moria Casán, bajando
las escaleras de un show de revistas del Maipo, porque eso es
denigrante para el que lo hace y para quien lo ve".

Al respecto Ferreira afirma: "Se trabajó sobre un punto de vista: la
gente se ha escandalizado por el encare de La Luna y La Muerte, y yo
me pregunto, ¿quién sabe cómo hay que hacer a la luna y a la muerte?
Quién le puede enseñar a alguien sobre como se representan esos
personajes".

Y agrega: "Cuando Arbeleche dice que no se puede ver a Bolani como
Moria Casán, yo quiero contestarle que sí, que a un actor lo podés ver
como Moria, como Hamlet o como Superman. Esa es la esencia del trabajo
del actor. Y si en un momento aparecen personajes como travestis y
transformista, bueno, también son parte de la sociedad y por qué no
ponerlos allí".

Según Ferreira, desde el momento en que se pensó en Mariana Percovich
para realizar esta puesta se sabía que no iba a ser un montaje
convencional. "El mismo elenco está dividido: no es que toda la
Comedia aplaudió de pie esta propuesta, y no me parece mal. Pero si
nosotros hubiéramos hecho una versión convencional de Bodas... también
nos estarían criticando: dirían `¿por qué hacen esto?` Es una cuestión
de gustos y creo que el trabajo tiene que hablar por sí solo".

"Alcanza con recordar lo que pasó con las pinturas de Óscar Larroca, o
la intervención al Monumento del Entrevero. Y yo digo, ¿por qué no nos
distendemos un poco y tratamos de disfrutar un poco más? Hablando de
arte me parece un poco exagerado rasgarse las vestiduras", remata
Ferreira.

Dos actitudes: el que se va y el que aplaude de pie

"La versión también investiga especialmente en las resonancias del
Lorca homosexual, deseos y rastros de su vida y de su poesía muy
presentes en ciertos pasajes de Bodas de sangre", dice la directora
Mariana Percovich. Sin duda ese fue uno de los puntos que más polémica
despertó, llevando a que algunos espectadores abandonaran sus butacas.

"Eso es bastante habitual -comenta Mario Ferreira-: a mí eso no me
parece un indicador de nada. Desde el día del estreno vimos que todo
el mundo discutía: en las mesas, en los bares, pero no se puede dejar
de reconocer el caudal de laburo que hay puesto ahí arriba del
escenario".

Consultado sobre si estas reacciones cambiarán el rumbo a la Comedia,
Ferreira contestó: "No, para nada. Porque si nos dejáramos
condicionar, estaríamos dando lugar nada más que al que no le gustó.
¿Y al que le gustó? ¿Al que aplaudió de pie? En fin, son cosas que no
pasan en otros lados. Pasa en el Solís, lo hace la Comedia, y tiene
otra repercusión".

El furor de Arbeleche


Les dejo la carta de Jorge Arbeleche, guardián de Lorca, de la tradición y de los clásicos... (es larga para el blog pero es una pieza digna de ser leída completa)
En la imagen debería decir "Maldita Percovich. Je je.)
NO
>
> Hay momentos en que se impone decir NO. No al caos, no a la
> confusión de vanguardia con desvarío, no a la trasgresión gratuita
> sin el menor aporte al avance de la creación estética. Esto ocurre
> ante la nueva versión y representación de Bodas de Sangre de García
> Lorca, por el elenco de la Comedia Nacional. No hablaré aquí desde
> la posición de escritor ni de profesor estudioso de Lorca, sino que
> lo hago como simple espectador y ciudadano de 65 años que frecuenta
> el teatro desde los 15.
>
> En este medio siglo que vas desde aquel entusiasta adolescente
> hasta este señor de cabello blanco, pude ver toda la gama de
> interpretaciones que puede ofrecer un gran texto.
> Por ejemplo: aquella memorable lectura escénica que hiciera Taco
> Larreta de "Fuente ovejuna" con el espíritu de Lope de Vega
> intacto, hasta la versión de "Las Troyanas" de Eurípides, bajo un
> frío glacial en un inhóspito galpón, donde todas las incomodidades
> sufridas por el espectador eran olvidadas ante el texto griego que
> ofrecía su lozanía y vigencia en magnífica proporción, guiadas por
> un elenco y una dirección impecables.
>
> Yo no tengo la clave de cómo debe dirigirse una obra; Sí sé cómo NO
> se debe hacer. Y no se debe hacer como lo hizo La Comedia Nacional
> en esta lamentable versión, que constituye un oprobio a nuestra
> cultura teatral.
>
> Enumeraré algunas de las causas que motivan esta nota.
>
> 1) – Es insultante el supuesto homenaje que se pretende ofrecer a
> la homosexualidad de Federico. Primero porque su identidad sexual
> no se refleja, en esta obra jamás.
>
> 2) - Porque la homosexualidad en este espectáculo, está mostrada
> desde su ángulo más patético, grosero y deformante, más propio de
> las burlas de tablado y patota, que de una muestra de teatro serio.
> La homosexualidad es una naturaleza, una identidad, una
> manifestación de la diversidad. Pero NO es una galería de vulgares
> morisquetas amariconadas de la peor ralea, más propia de un show de
> travestismo de esencial vulgaridad, ya que hay también espectáculos
> de este tipo de muy alta calidad. NO puede verse a un actor de la
> talla de Jorge Bolani disfrazado de Moria Casán, bajando las
> escaleras de un show de revistas del Maipo porque eso es denigrante
> para quien lo hace y para quien lo ve.
>
> Quien primero se resiente, aunque no tenga conciencia, es el propio
> público que, en los momentos más empinados de la tragedia, se ríe.
> Pienso que allí radica uno de los puntos esenciales del desenfoque
> general con que se ha pretendido dirigir una obra maestra y cuyo
> resultado es apenas una patética muestra de golpes de efecto sin
> sustancia.
>
> No se tapa el vacío ni lo hueco con metros y metros de sábanas,
> porque la Poesía no puede nunca suplantarse por traperío, cuerdas y
> banderines. Cuando no se sabe qué hacer con la Poesía, no se la
> debe mancillar.
> Sólo hay que admirarla. Y para el ejercicio de la admiración se
> requiere el coraje y la humildad, que aquí faltaron.
>
> Al error de enfoque, vulgarmente cómico, debe sumarse esta sarta de
> desatinos. Nunca Lorca quiso que se le tildara de gitano; acá se
> monta un tablao flamenco cuando estos personajes son campesinos de
> tierras secas en una tragedia rural.
>
> Esa madre, nunca vistió de otro color que no fuera el negro. Y
> sobre todo nunca bailó. Sin embargo, a pesar de ello, en el único
> momento en que la luz de Lorca ilumina el Solís, es cuando la
> eminente Estela Medina hace lo suyo, bajo ninguna dirección más que
> la de su propio, extraordinario talento.
> No existe coherencia alguna en el espectáculo, ni unidad de estilo.
>
> Cada quien hizo lo que quiso y brilló la ausencia de una mano
> directriz que tuviera claro su pensamiento y su idea de una puesta
> en escena. Porque pienso que esa empresa debe ser "algo" mucho más
> allá de golpes de efecto, algunos de ellos bien logrados, como los
> aspectos plásticos y de iluminación.
>
> Quiero también destacar que además de Medina, el resto del elenco
> hace lo que puede, con su reconocida solvencia profesional y
> disciplina que, en este caso, creo que pecó de excesiva. ¿Acaso
> nadie vio, durante los ensayos que llevaron meses – ni los actores,
> ni la dirección artística, ni los contralores administrativos lo
> que se estaba perpetrando?
> ¿Qué valores guardamos, qué les legamos a las generaciones que nos
> sucederán? ¿O acaso estamos ante el surgimiento de una nueva
> manifestación cultural que echa por tierra el indeclinable valor de
> la tradición y la calidad, para canjearlo por el arriesgado
> concepto del "todo vale" y "todo es cultura"?. Entonces deberíamos
> también admitir dócilmente la lapidación de la justicia talibán
> para la mujer adúltera, o la ablación del clítoris de las muchachas
> en ciertas tribus africanas.
>
> Los derechos humanos también incluyen los derechos de la Cultura.
>
> Esta carta la he escrito bajo mi entera responsabilidad y ante el
> pedido de algunos amigos y conocidos. Con lo que queda expresada
> una frustración y disgusto no sólo a nivel individual sino colectivo.
>
> Por último, siento que la despedida de Estela Medina de La Comedia
> nacional, se merecía otro marco. Ella es, por todos sabido, una de
> las glorias de nuestra cultura, reconocida también fuera de
> fronteras. Tanto placer estético nos ha regalado durante su
> luminosa trayectoria, que todos los uruguayos le debemos el mayor
> de nuestro reconocimiento y respeto. Aunque ella no se despedirá
> jamás del teatro, porque en su personalidad se encarna la más noble
> de ese arte.
>
> Y ante el punto final de esta carta, aclaro que sólo he pretendido
> manifestar mi desazón y desaliento; de ninguna manera deseo abrir
> debate o discusión alguna. Quiero sí, dejar bien claro mi respeto a
> la Poesía, al Arte, a Federico y a Estela Medina.
>
> Jorge Arbeleche