domingo, 24 de febrero de 2008

Hacer Bodas de Sangre para y en el Solís...




El Teatro Solís es un espacio simbólico para Montevideo. Es un espacio que personalmente asocio con los conciertos de Juventudes Musicales que veía de niña los domingos, con algún ensayo robado desde un palco, espiando lo que hacían en escena, con alguno de los grandes espectáculos de la Comedia Nacional, que mi memoria conserva. En el 2004, trabajé unos pocos días en la recién inaugurada sala para las Mil y Una Noches, con el cuento de Nozhatú en blanco y negro, el del cine mudo, y no lo pude disfrutar, estaba de bastones y no me podía mover mucho por la sala. Ahora puedo moverme por esa sala y tratar de captar cómo verá cada uno de los posibles espectadores, eso realmente hace la diferencia... y nuevamente con la Comedia, trabajo en ese espacio simbólico personal y colectivo. En el ensayo del otro día pasó algo mágico: estábamos probando una escena, estaban Lucio y Estela, en su escena, y a las cuatro de la tarde la sala se prendió, comenzaban las visitas guiadas, y al rato me olvidé de eso, mientras hablaba con los actores sobre la escena que habían hecho, escuché cámaras y voces, mientras trabajábamos unos turistas sacaban fotos.Ya no era yo la que espiaba y robaba imágenes desde un palco. Eran otros los que me espiaban. Para los compañeros de la Comedia el Solís tiene un enorme peso: muchos espectáculos, mucha memoria generada. Mucha historia. También su enormidad, su dimensión, afecta a los actores, su forma de pararse o moverse en el escenario, su forma de actuar. Toda la teatralidad de Bodas, debe dialogar con este gran espacio italiano y encontrar un código adecuado para comunicarse con la platea. El Solís modifica la energía. Y hay que trabajar a conciencia. Sobre todo estos aspectos estamos trabajando. Pero quería dejar constancia aquí, que es sumamente disfrutable, estar en ese gran teatro y pensar e imaginar en grupo, un espectáculo como Bodas para el Solís. Me gusta mi trabajo. ¿Y a ustedes?.

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